Paradox presenta una propuesta interesante: ver el futuro a través de imágenes, que se descargan en la computadora de un científico que trabaja para el Ministerio de Defensa británico, las cuales quizá digan más de lo que parece, más de lo que creemos, más de lo que se ve a simple vista. Porque una imágen, no es nada sin una interpretación de ella, y las interpretaciones varian según un contexto y el individuo. El ojo y la mente son engañados y se debe jugar una carrera contra el tiempo para que la Detective Rebecca y su equipo eviten los eventos trágicos presagiados por estas imágenes, ayudados por el Dr King, quizá la única persona que parece acercarse, mínimamente, a una respuesta.
Esto es Paradox: la lucha a contrarreloj para evitar.. ¿lo inevitable? No, es claro que el futuro puede cambiarse. Pero si el futuro se presenta en imágenes y el hecho en sí logra evitarse, ese cambio ¿traerá consecuencias?. Claro que sí. El futuro es una cadena de hechos que desembocan en un punto común, pero al alterar el fin, se abre otra línea, que mostrará las consecuencias.
Pero, por otro lado, Paradox (así como lo hizo Life On Mars) presenta una fuerte crítica a la ciudad de Manchester. El maltrato a la gente de color, la vida difícil de los extranjeros, las pandillas adolescentes que creen tener poder absoluto o las irregularidades en el sistema de justicia, son solo algunas de las cuestiones planteadas, y todo esto en el marco de una ciudad fría, nublada, melancólica que no es más que un escenario diario. Paradox es una serie que ofrece más que un elemento fantástico, sino que desarrolla situaciones cotidianas, y ahonda muy delicadamente la vida de los protagonistas, lo cuál deja un márgen de misterio, de interpretación e intriga.
A la vez, nos encontramos con la primer protagonista femenina que realmente lidera una serie, y que el espectador la reconoce como tal, problema que ya hemos notado en otras series y que ofrezco como caso principal "Fringe". Aquí Rebecca es la protagonista, es la líder, es a quien todos responden, y aún así, sus compañeros no pierden su rol ni su importancia, pero giran alrededor de ella, como debe ser.
Paradox acierta claramente en todos los planteos que propone, ya sea en sus actores que encarnan personajes complejos, o ya sea por el enigma propuesto sobre las imágenes que anuncian la tragedia. El punto no es el por qué, no es explicar detalladamente por que se producen esta serie de eventos, sino invitar al espectador a una nueva televisión: que el televidente elabore, teorice, y se deje llevar por la tensión que crece a través de cada episodio.
Por supuesto que tenemos nuestras teorías, por supuesto que tenemos una idea de cuál es la "paradoja" y claramente esperamos que Paradox nos de una segunda entrega en el 2010, pero esto no es lo importante ahora. Lo que cabe destacar es que este fin de año, la BBC nos ha otorgado una miniserie con calidad, abierta a múltiples debates sin perder la intensidad del misterio de la serie.
Paradox nos demuestra que, después de todo, el futuro se forma tras una serie de eventos, pero donde las circunstancias pueden cambiar, y esas circunstancias somos cada uno de nosotros, que modificamos los resultados y armamos nuestro propio destino.
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