Ya no me asusta despertarme y ver que ella está al lado mío, mirándome fijamente, quieta, esperando a que abra los ojos. Es ahí, cuando me despierto y la invito a meterse debajo de las sabanas, que sé es el lugar que más le gusta: esconderse en la oscuridad pero al lado mío y no necesito decirle que ahí nada puede pasarle, que está segura, que yo la cuido. Nos llevó un tiempo entender que ella era especial, y cualquiera que la conoce termina afirmándolo sin ninguna duda, no tiene semejanza con sus pares, no ha existido nadie como ella nunca antes jamás.
Algunos podrán entenderlo, seguramente otros no, pero no me importa. La realidad es que ella está siempre al lado mío. Ella es fiel, ella me espera, ella sufre cuando no llego, ella solo me pide que la acaricie en ese lugarcito en la panza que tanto le gusta. Ella seca mis lágrimas cada vez que estoy triste, juega conmigo cada vez que estamos contentas las dos. Nos acompañamos, somos uno solo. Y lo que ella me da, no me lo pudo dar nadie. Y lo que ella es, es mucho más que algunas personas que se han cruzado en mi vida. Y no tengo ninguna duda, que entre todos ellos, yo la eligo a ella, a mi Abril hermoso.
Felices 5 años, Abril... y sé que van a ser muchos más...
Te amo.
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