Finalmente regresó Fringe, la serie de mis odios y mis amores, le serie que quiero ver y la que a veces dejo pasar, la serie que para bien o para mal, me provoca cosas, ya sea que me enoje o que me asombre.
Lo importante es que Fringe volvió, y lo hizo de la mejor manera posible. Luego de una final de temporada que estuvo bien, pero que dejaba un poco que desear, llega "Olivia", este episodio maravilloso que claramente se centra en el personaje de Olivia Dunham y su estadía como prisionera en el mundo paralelo. Pero, ¿qué es lo que lo hace tan bueno? La desesperación que compartimos con Olivia, lo terrible de la situación, la agobiante certeza de que no hay una manera de escapar realmente, la tristeza de una mujer que está quebrada, la resistencia a un poder que parece estar ganando la batalla, que están logrando lo que quieren.
Porque, la pregunta finalmente es, ¿qué piensan hacer con Olivia? Y lo que le harán, será terrible, y nos dará ganas de meternos en la pantalla para ayudarla. Así de grande es el episodio de Fringe.
Tengo que destacar la actuación de la señorita Anna Torv (en el papel de Olivia) porque, luego de dos años de ambigüedad, sabe como llevarnos por el camino que está recorriendo, y logra hacernos emocionar, logra incomodarnos, logra sorprendernos.
Reconozco que mi fe hacia Fringe no era la misma que al principio, reconozco que la segunda temporada me decepcionó mucho, pero de la misma manera reconozco que esta tercera temporada ha empezado de la mejor manera, y siento que continuará así. Como también siento que Abrams y su gente han encontrado el camino correcto para una serie que tiene un potencial increíble, pero que siempre están al borde de explotarlo.
Les recomiendo absolutamente que se entreguen al universo Fringe, este episodio no va a decepcionarlos.