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John Locke ha sido siempre un personaje carismático e intrigante, no solo por las cosas que le tocaron vivir en la Isla, sino por aquellas otras cosas que marcaron su vida antes de llegar a ese lugar. Con el transcurso de las temporadas de Lost, su personaje se ha vuelto más interesante que nunca, transformándose realmente en un ser único y especial.
Recordemos que John Locke sube a un avión en silla de ruedas, habiendo sido antes empujado por su padre de un edificio y de que el mismo le haya quitado un riñón, sin nombrar el hecho de que John debería haber muerto inclusive antes de nacer con un accidente de auto que tiene su madre. Pero al llegar a la Isla, John puede caminar y de a poco, va sintiendo aquello que nunca sintió en la vida: ser alguien "especial". En su estadía en la Isla, John ha sido siempre un hombre de fe, alguien que ve en este lugar un "lugar donde suceden milagros", y que están allí por un propósito. Pero John también ha sabido ser débil, perder esa fe por algunos momentos, para luego recuperarla por alguna razón que este mágico lugar le otorgaba.
El problema con John Locke era que siempre parecía estar opacado por algún personaje. Ya sea por el hombre de ciencia Jack Shephard, por el amistoso y gran Desmond Hume, o por el maléfico pero adorable Ben Linus. Parecía que el momento de John aún estaba por llegar, siempre en la sombra de las historias que lo rodeaban, o por lo menos, esa era mi sensación.
Ahora, en la tan esperada 5ta temporada de Lost, estamos obteniendo mucho de este personaje, no solo por su historia y la excelente caracterización de Terry O'Quinn, sino porque John Locke está representando un valor contrario a lo que Lost estuvo mostrando con el resto de sus protagonistas. Es que cuando todos creíamos que John solo deseaba vivir eternamente en este lugar mágico, él decide irse, con la carga de saber que "va a tener que morir", para que los Oceanic 6 retornen, y así salvar a aquellos que se han quedado en el pasado. Y este hecho, ese sacrificio por los demás, contrasta demasiado con la hipocresía y la indiferencia de Kate o de Jack, que no demuestran el más mínimo interés al saber que sus amigos corren peligro.
John Locke se ha transformado en un símbolo de integridad y grandeza humana. Un hombre que ha pasado por cosas terrible en su vida, pero que aún así mantiene rasgos como el honor, la importancia de cumplir una promesa, el arriesgar la vida por algo, o por alguien. Porque John es, definitivamente, un ser especial. No importa qué lo hace especial en la Isla, o por que se supone que debe liderar a los Otros: la importancia de John reside en el contraste de la miseria de los demás, en el egoísmo que todos tienen pero que su ser desconoce. Es especial porque puede ver más allá, porque da su pequeño salto de fe, y porque su humanidad está intacta.
La semana anterior (aquellos que seguimos la serie online) pudimos ver el grandioso y esperado capítulo donde John se convierte en Jeremy Bentham y donde su estadía fuera de la Isla es revelada. Fue en ese capítulo donde terminé de convencerme no solo de las cosas que escribo, sino que el alma de esta serie, esa esencia mística que se puede percibir constantemente en ella, nace de John Locke.
Una vez Benjamin Linus le dijo a John Locke: "Are you the genious, or are you the guy who always feels like he's living in the shadow of the genious?" (¿Eres el genio, o el hombre que siente que siempre está viviendo en la sombra del genio?). Creo que John ha estado en ese lugar donde uno siente que es la sombra de alguien, pero creo que finalmente le ha llegado el momento para despegarse de esa sombra, y asomarse al mundo como el hombre especial que es. Esta es, sin duda, la temporada de nuestro querido amigo, John Locke.